30/5/07

La identidad del amor


Cosmo Editorial Junio 2007...



Desde que empecé a trabajar en Cosmo me he preguntado por qué los hombres son tan importantes en nuestra vida. Y he concluido que los necesitamos para, en la inmensidad de la dualidad, reconocernos a nosotras mismas como seres femeninos, contrarios a lo que ellos representan. Esto, que está íntimamente ligado al tema de la identidad, está lejos de ser trivial. A modo de ejemplo, te cuento que en una tribu africana se dicen, al saludarse, “Te veo”, como una maravillosa forma de hacer latente la existencia.
A esto se suma el hecho de haber estado conversando con unas amigas, mayores que yo, quienes reconocieron que había existido un solo hombre por el cual habían delirado la vida casi entera. Algunos habían sido sus maridos, otros el primer pololo, en alguno que otro caso había sido un amante... pero era sólo uno el inolvidable.
Y es que siempre hay alguien... un hombre que aunque no esté físicamente, se encarga de traspasar de manera silenciosa las barreras de lo real, se escabulle entre sueños y en las instancias claves se te aparece como profecía, tumbándote de golpe los sentidos.
Por eso, uno de los grandes objetivos en la vida siento que debiera ser intentar, al costo que sea, estar al lado de quien no sólo se ama, sino de quien, inevitable y maravillosamente, recoges tu esencial identidad de mujer. En consecuencia, este hombre nunca nos debiera hacer daño. Jamás. Sencillamente porque creo que el amor de la vida es quien en algún momento te hizo reconocer lo mejor de ti, eso que intuías que existía y que se te reveló en un abrazo, un beso, una mirada...
Mi idea es invitarte a pensar en las agobiantes relaciones en que muchas veces nos enredamos y descubrir que, más allá de la pasión, si desnudamos el corazón y las analizamos, son sólo profundas y estrepitosas obsesiones, pero no serán jamás el verdadero amor.
Te quise contar esto porque es nuestra edición anual dedicada a ellos y había que ofrecerles mucho más que parte de nuestra vida. Sí, porque un buen hombre se merece la misma reverencia e idolatría que requiere, y muere por recibir, una fascinante mujer.
¿Ya apareció el amor de tu vida? ¿Sientes que está por venir? Secretamente te cuento que yo –inexplicablemente– lo he presentido siempre muy cerca y mi instinto sabe que en cualquier segundo se nublará de aquella especial alquimia que suele producirse en el corazón cuando la soledad y el amor se topan, súbitamente, de frente.
Como ves, esta edición especial de hombres es, de verdad y como siempre, mucho más que pura pasión...


Andrée

1 comentario:

Marta Renard Vargas dijo...

Estimadísima:
Uf.. tu editorial me ha llegado al corazón, una certera flecha me has dirigido!!!
Te cuento: estuve en una de esas relaciones que uno cree que son "para-toda-la-vida" y, en realidad, no era positiva... me sentí anulada en mi identidad, no destacaba lo mejor de mi y, es más, no existía.

Eso lo puedo ver hoy, al conocer a quien me despertó de ese sueño nuboso y me enseñó que lo mejor de mi, era precisamente ser como soy y disfrutar mi vida...

Con él me siento segura y soy más mujer...
soy martisima.
la misma marta, en grado superlativo

besos