7/1/08


¿Por qué no?

Hace exactamente un año, Carla Bruni le gritaba a los cuatro vientos que ella creía en la monogamia sólo durante las primeras tres semanas de una relación amorosa. Y que, por lo tanto, ella era infiel por naturaleza.
El destino –como siempre sucede– le dio el golpe de su vida y le presentó al guapísimo (yo lo encuentro ¡regio!, ¡un seductor innato!... ¿o no?) presidente Sarkozy. Un tipo que además de ser mundialmente conocido y tener un poder no menor, se había separado de hecho sólo hace un mes (en la práctica, porque puede haber estado abandonado a su suerte bastante tiempo más...).
Dicen las fuentes varias que ellos se vieron y se enamoraron. A él le bastaron 2 meses para mostrarle su relación a quien quisiera verla y olvidarse absolutamente de los comentarios (incluido el de su ex mujer). Y a ella le bastaron sólo 90 días para darle el sí.
Lo cierto es que más allá de las especulaciones que aseguran que este es un matrimonio acordado por la baja registrada en la popularidad del mandatario, yo creo que sí se puede. Tengo la sensación de que si fuera por pura estrategia Sarkozy podría hacer cualquier cosa, menos andar con la cara así de radiante, derrochando buena vibra. Y ella, bueno, Carla –además de tragarse las palabras– tampoco andaría así por la vida. La mujer se ve más sexy que nunca, sonríe con el corazón y se deja querer.
¿Quién dijo que el amor, así de fuerte e intenso, no existe? ¿A alguien le ha pasado algo así? Veamos qué pasa, dónde se casan ¡qué emoción! y si se puede amar de esa manera que, si no es hasta que la muerte nos separe, al menos es durante cada uno de nuestros presentes días y cada una de nuestras oscuras noches.

andrée

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